Para disciplinas combativas como las HEMA, siempre se trata de estar mejor preparado frente a una situación. Un oponente en torneo, un instructor que debe explicar una técnica, una discusión de historia donde se puede aportar algo útil. Predominantemente la disciplina se reduce a combate - a fin de cuentas la esgrima es para esgrimirse - y es dentro de un buen ambiente positivo y competitivo donde los esgrimistas enfocamos mayor parte de nuestro entrenamiento.
Como ejemplo, en torneo no hay mucho espacio para discusión ni demasiado intercambio ideológico. Si las reglas del asalto son dadas, entonces hay que usar la mejor de nuestra técnica marcial para cumplirlas. Ningún adulto se mira bien lanzando un berrinche por una regla que quiere discutir pero que paradójicamente aceptó al registrarse al evento (Si no te gustan, no hubieras entrado).
Lo que sí es personal e ideológico, es el interés de cada quién por el cual compite. Si quiere un espacio para desarrollarse frente a nuevos oponentes, quiere ganar la mayor cantidad de espacios competitivos, poner a prueba su técnica bajo estrés, etc. Por decir así, la ganancia personal que alimenta tu entrenamiento puede ser más compleja que la meta de ganar ese evento deportivo.
Establecerse objetivos por los cuales estamos haciendo una disciplina de combate es honesto e importante para cualquier practicante. Tómate un tiempo para pensarlo:
¿Estoy aquí porque quiero ser atlético? ¿Quiero la satisfacción de ganar torneos? ¿Quiero saber más sobre el tema que el resto? ¿#1 en el club, la región, el país o el mundo?
La esgrima tiene una naturaleza interesante. Es una propuesta completamente social. La esgrima necesita esgrimirse frente a un oponente. Ese es el principio de su existencia. Claro, hay quienes les gusta ejercitarse sin compañeros con el afán de obtener un beneficio en la salud y no necesariamente buscan un ambiente de contacto, sin embargo es importante decir que para HEMA su función predominante sigue siendo la realidad del combate en seriedad, y en juego, frente a un oponente activo.
La naturaleza está ahí y no tiene mucho pierde. Para aprender un arte marcial en un nivel más alto, hay que pelear. Todos deberían explorar la posibilidad del combate - en diversos niveles - para mejor comprender su arte. A muchos les ocasiona incomodidad la idea de la pelea y el contacto. Es normal, pues para la persona común las muestras de agresividad no tienden a ser agradables (Curiosamente son los artistas marciales quienes suelen ser más tranquilos ante escenarios de violencia ya que lo normalizan con el tiempo), pero hay que enfatizar en que a finales de cuentas se trata de llevar a cabo la práctica de combate en un espacio seguro y positivo. El no hacerlo es desaprovechar gran parte del beneficio de las HEMA al alejarse de la naturaleza combativa de la disciplina. Y claro, es necesario tomarse un tiempo amplio entrenando lo fundamental de forma constante antes de ingresar a contacto para poder sacarle provecho.
Hay quienes luego buscan razones para nunca hacer ningún nivel de contacto justificándolo con ya famosas frases como "Es que no es pelea de verdad", "Las armas son de mentiras, ni vale la pena intentarlo" o la mejor de todas: "Soy muy letal para pelear deportivamente". Gente así está desaprovechando grandes oportunidades de crecimiento. A parte, vamos, a más de medio milenio de esgrima no hay nada nuevo bajo el sol. Si haciéndote llamar "Maestro de espada" y te andas por la vida diciendo que has acabado con todo guerrero letal que se te ha postrado al frente pero - en contraste - nadie jamás te ha visto esgrimir, tenemos en TODA la comunidad internacional una palabra para ello: Empieza con la letra "F" y termina con "raude." (Es fraude. La palabra es fraude.)
La comunidad HEMA ha madurado lo suficiente como para reconocer las capacidades dignas de un combatiente veterano. Va más allá de la capacidad atlética y teórica - que son primordiales - pero que hoy en día como comunidad social y conectada también valoramos otros aspectos que son claramente perceptibles. El combatiente no sólo debe preocuparse por sí mismo. Es un balance saludable de espíritu combativo, integridad física y desarrollo de la comunidad. Todo esto bajo un esquema de buscar salir de su zona de confort al situarse frente a nuevos retos que debe solucionar y que exija siempre el máximo de su capacidad como peleador, al mismo tiempo que se es una persona positiva y constructiva tanto consigo mismo como con los demás. Si hace siempre lo mismo, obtendrá siempre los mismos resultados. En la pelea no es diferente.
Saliendo de la burbuja
Si no se tiene cuidado, el club de esgrima se puede convertir en un espacio donde nada sale y nada nuevo entra. Sin interacción combativa fuera de las actividades regulares del club, el ritmo de crecimiento de sus esgrimistas puede alentarse, o en el peor de los casos, completamente estancarse. La razón es simple: el flujo de información y aprendizaje. Si el instructor es excelente, podrá traer siempre ideas nuevas y trabajar de forma personalizada con sus alumnos. Caso contrario, el instructor trabaja siempre las mismas lecciones y ejercicios, los mismos retos, y el alumnado no aprende a resolver nuevos problemas.
Los combatientes tienen que tener retos nuevos todo el tiempo, para motivarlos a nuevas resoluciones de problemas. Las artes marciales son eso: capacidad de resolver una gran cantidad de problemas - situados por un oponente - de forma eficiente. Si los esgrimistas siempre pelean entre los mismos y ninguno de ellos está teniendo un progreso por hacerlo, difícilmente el grupo crecerá en potencial.
Para esto confío en un método muy simple: buscar nuevos combates constantemente. Me refiero a que debe ser del interés de un club HEMA tener reuniones para llevar a cabo trabajo técnico y combativo con otros clubes, tanto como sea posible. Si pelear es la naturaleza de la disciplina, pelear con oponentes distintos será la mecánica clave para enfrentarse a nuevos retos, siendo una experiencia de aprendizaje única.
Entrenamos los fundamentos porque los usamos todo el tiempo, pero el verdadero crecimiento vendrá a partir de la capacidad de poder solucionar diferentes "peleas" y no sólo siendo excelente dominando un mismo tipo de reto. Entre compañeros del club, uno se acostumbra a la forma de trabajo del otro. Si dos esgrimistas normalizan el tipo de pelea del otro, les ayudará a pulir su toma de decisiones frente a ese esgrimista y aquellos que tengan una forma de pelea similar, pero necesitará enfrentarse a peleadores desconocidos para ampliar su repertorio técnico por medio de enfrentarse a formas de pelea a las que aún no se ha acostumbrado.
Aquí entra también su bagaje técnico. Si el practicante no ha estudiado diversas técnicas y su aplicación como parte de su entrenamiento, no tendrá la capacidad de ser creativo a la hora de esgrimir contra un nuevo oponente. Su cuerpo podría llegar a ser físicamente incapaz de solucionar la problemática que se le presenta por el hecho de que no tiene idea de cómo enfrentarlo. Tiene sentido y suena obvio así, ¿No? Lamentablemente muchos clubes no le dedican tanto tiempo a pulir una variedad de técnica y se reducen a fortalecer "un sólo juego" o "jugar con sus fortalezas". En entrenamiento hay que comprender las fortalezas pero también reducir las debilidades.
Todo se trata de perspectiva. Salir de la burbuja del club y conectarse con otros clubes, formas de pensar y de pelear. Es fácil ser confiado cuando se compite contra los mismos oponentes. HEMA está en crecimiento y si se procrastina el ambiente combativo, será imposible mejorar en un nivel técnico.
Torneo como campo de batalla
A lo largo de los años que he estado en esta disciplina, he pasado por varias etapas. Es como un proceso de maduración muy extraño y me pregunto si otros lo han sentido similar. Te lo platico para ver si te sientes familiarizado o te sucedió distinto.
Venía con experiencia de una excelente escuela de Kenjutsu clásico. Randori (una forma de Sparring) no era muy frecuente, pero había un amplio énfasis en manejo de técnica y control del cuerpo. Hay mucho de eso que aún trabajo hoy en día, pero cuando recién obtuve interés por HEMA hace casi una década, recuerdo haber evitado por completo el ambiente deportivo (¡Malditos arruinadores de artes marciales y sus enfoques en puntos!). Eran tiempos distintos porque HEMA aún estaba tratando activamente de verse distinto que su contraparte moderna y antagonista: la Esgrima Olímpica.
A lo largo del tiempo me di cuenta de lo ridículo que sonaba antagonizar el torneo y las representaciones deportivas. No es más históricamente correcto sólo trabajar técnica sin contacto o intención, como algunos grupos HEMA abogan: Aquellos que se alejan del satanizado aspecto deportivo.
Creo que eventualmente la mayoría llega a la realización de que es un ambiente de aprendizaje importante. Así me pasó. Entré muy confiado a mi primer torneo serio y salí más golpeado que un triste filetito de carne antes de ser cocinado. Según mi cerebro, mi técnica era buena, pero no estaba acostumbrado a una intensidad así, una honesta de combate. Fue iluminador y me retiré de los torneos en ese mismo instante sólo para regresar años después con una idea más clara: Buena técnica marcial funciona también en un ambiente deportivo. Y entonces pude regresar a casa con una medalla.
Hay un buen matrimonio entre un arte marcial y sus representaciones deportivas. Éstas pueden ser utilizadas para elevar la calidad de tu esgrima. Los torneos son actualmente la máxima expresión de una situación de combate con espadas, en un ambiente tan seguro como se puede. No se trata de elegir entre HEMA marcial y HEMA deportivo, se trata de hacer una HEMA completa que te haga mejor peleador. De nuevo, la esgrima es para esgrimirse. Reflexiona que cualquier técnica, por más absurda, puede funcionar frente a un oponente que está siendo complaciente.
Y sólo como segunda reflexión, y para redimir la esgrima deportiva desde mi perspectiva, si me encontrara en medio de un campo de batalla medieval y tuviera que elegir como compañero de lucha un esgrimista olímpico o un autoproclamado maestro en esgrima histórica, con sobrepeso y vestido en cosplay "histórico" pero que se ha leído Meyer mil veces (y hasta en alemán original), elegiría siempre al deportista. Podrá no estar acostumbrado a las armas, pero entenderá que hay muchísimo más involucrado en la pelea que verse bien. "Práctica es mejor que Arte vacío. El ejercicio es suficiente sin Arte pero el Arte es insuficiente sin ejercicio". Una pequeña bomba de sabiduría del Hausbuch de Núremberg (MS. 3227a para los nerds como yo).
Un esgrimista sólo crece cuando se enfrenta a otro
Dedícale su justo tiempo en clase para aprender nuevas técnicas, luego ponlo a prueba con tus compañeros, para luego entrenarlo con miembros de otros clubes. Tanto como sea posible. Al situarla en un contexto más amplío, la interacción técnica y social ayuda a pulir las impurezas de lo aprendido. Repite el proceso con cada nueva técnica. Pero una recomendación importante: no utilices el torneo para experimentar. Lleva tu mejor pelea a ese espacio, no lo que tienes frágil.
Leí una vez de un entrenador de box un comentario muy interesante. Parafraseando: "A mi peleador no le resalto las fallas técnicas en medio de la pelea. Ahí ya es demasiado tarde". Fuera del torneo - en reuniones con clubes y otros tipos de encuentros - es necesario experimentar y poner a prueba lo conocido por medio de explorar para fortalecer nuestras debilidades. El torneo - por otro lado - es para ejecutar lo aprendido. Entre más te enfoques en buscar nuevos retos antes de tu torneo, mejor preparado estarás para ponerte creativo y ejecutar frente a tu oponente. Base de todo arte marcial.
Entonces ya sabes. Para afilar al esgrimista y hacerlo más técnico hay que salir al mundo real. Busca asaltos con quienes sean diferentes a ti. Aprende de las victorias y de las derrotas. La esgrima es una disciplina combativa muy gratificante cuando lo haces con mente abierta y noble. Siempre que hagamos cosas distintas podremos obtener nuevo conocimiento, pero sólo si estas cosas distintas son retos progresivamente nuevos y difíciles. Haz lo mismo siempre y tendrás el mismo resultado. Pero sitúate frente a nuevos retos y aprenderás a derrotarlos.
Lo mínimo que obtienes por salir del círculo de confort es aprendizaje. Y uno que otro moretón.
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